lunes, enero 23, 2006

séptimo día

¿Cómo se cura la dispersión? ¿Cómo decide uno lo que de verdad quiere hacer entre el amplio abanico de posibilidades atractivas? Y eso sin contar con las múltiples imposiciones. El hecho de escribir este blog me produce una sensación tan agradable como la de la hora de comer. Es una obligación agradable. ¿Cómo convierte uno el resto de su vida en un conjunto de autoimposiciones agradables? ¿Planificando un horario? ¿Haciéndose una lista y tachando lo ya realizado? Reconozco que eso es agradable, aunque entonces, el hecho de realizar la lista debería ser también una autoimposición. ¿Para eso sirven entonces las agendas? Todos los años me hago con una (la de éste me costó 1,15 € y sigue prácticamente virgen.

Debería plantearme como costumbre el poner en práctica las cosas que se me ocurren, inmediatamente. Hoy por ejemplo, se me ha ocurrido un chiste gráfico a propósito de la polémica del general Mena y el estatut de cataluña. Una caja de fruta en la que se leyese: "Bananas Mena. Prohibido separar los racimos".

Ya está, reconozco una mejoría en mi actitud. He utilizado la misma técnica que para este blog. No he corregido nada (y se nota). He preferido hacerlo rápidamente que dejar de hacerlo. Quizás mi lema debería ser: "hazlo, aunque sea mal, luego ya tendrás tiempo de introducir mejoras". Los bocetos son muy importantes en arte.

Tictac tictac. Creo que lo voy a dejar aquí. Voy a hacerme una lista de las cosas que tengo que hacer hoy. Lo haré en mi flamante agenda.

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