domingo, septiembre 16, 2007

Bloguero

La palabra blog no está en el diccionario de la Academia. Así que ni me molesto en buscar bloguero.

bloguero/a1. com. Dícese de la persona que escribe habitualmente en un blog.


En esta definición existe pues una restricción -restricción que yo mismo me he impuesto, pues la definición la he redactado yo- habitualmente. Este es, vamos a ver... el cuarto o quinto blog que inauguro, lo que me convierte más que en un bloguero en alguien que se ha planteado alguna vez -cuatro o cinco- el serlo.

sábado, septiembre 15, 2007

Otra casilla de salida

Cuando uno decide que lo que quiere ser en esta vida es escribir, aunque sea con veinticinco años de retraso, lo primero que debe hacer es ponerse a escribir. Suena fácil, y uno se imagina a Jane Austen escribiendo Sense and Sensibility de un tirón, a la luz de un candil y con una pluma de ganso mojada en tinta china, y se pregunta de qué sirve el rápido teclado del ordenador si uno no sabe qué coño decir.
Pero ni Jane Austen escribía sus libros de un tirón ni uno ignora qué decir. Lo que ignora es cómo decirlo y, hasta que esa inspiración llegue, aporrea el teclado del ordenador para que la musa no le pille tocándose las narices, como ha ocurrido los últimos veinticinco años. Y eso ya es algo.
El otro día soñé que toda mi vida había querido ser escritor, y que hubiera estado dispuesto a pasar hambre y cualquier clase de calamidad por ello. El problema es que eso caducó hace unos años, y si yo me condeno a pasar calamidades condeno también a varias personas que dependen de mí. La cuestión está en si las condeno realmente o si serían felices viendo que me dedico a lo que realmente siempre he querido, dando el ejemplo que no tuve. ¿Sacrificarse por el incierto futuro de los que te siguen? Suena bonito, pero falso.

Un rato después
Ser escritor es escribir. El otro día me decía alguien que el problema de los escritores es que los demás los consideran como tales cuando han publicado un libro, y no mientras lo están escribiendo.
-¿A qué te dedicas?
-Soy escritor.
-¿Ah sí? ¡Qué interesante! ¿Has publicado algo que pueda leer?
-No, no he publicado nada, sólo escribo.
-Ah -Silencio embarazoso seguido de un comentario alabador sobre el color de tu camisa.

domingo, enero 21, 2007

Grifos

Cuando era pequeño, todos los lavabos tenían dos grifos: uno para el agua caliente y el otro para la fría. ¡Qué estupidez! Pensaréis, pues eso significaba que por uno salía agua muy caliente y por el otro agua muy fría; imposible lavarse bajo un chorro de agua templada. En realidad, lo que pasaba era que, cuando se diseñaban los lavabos, nadie pensaba que las manos -o la cara, o la cabeza, o el cuerpo- se debiesen lavar bajo un chorro; lo normal era verter cierta cantidad de agua en el lavabo y lavarse con ella.

Fui creciendo y conmigo fue creciendo la cultura de la comodidad. El tener un lavabo con un solo grifo mezclador era sinónimo de riqueza. Pronto todas los baños estuvieron equipados con su bonito y cromado grifo mezclador, y pronto empezamos a ver el tapón del lavabo como un accesorio inservible.

Y es que comodidad, en el lenguaje del consumismo, rima con despilfarro.

Ahorrad agua, que de algún sitio hay que sacar la que riega los campos de golf.